19 de noviembre de 2007

Carabineros discriminados (1)

Víctor Rivas y Armando Salgado: "Siempre fuimos muy discretos en nuestra relación"

Hace un mes el mundo supo de ellos. Son los ex carabineros que acusan haber sufrido discriminación por parte de la institución a la que pertenecían debido a su condición sexual. Luego de revelarse que eran pareja, aseguran haber sido presionados a firmar su retiro voluntario. Hoy claman justicia y dicen que cuando todo lo malo haya pasado viajarán a España para casarse.




Hace un año, Víctor Rivas (24) y Armando Salgado (20) egresaban de la Escuela de Formación de Carabineros de Chile. A la fiesta de graduación fueron del brazo de sus madres, porque no tenían pololas. Esa opción sacó aplausos entre sus pares y superiores, quienes alabaron su devoción filial. Seis meses después el escenario era absolutamente distinto.
Luego de que un compañero revelara la relación afectiva que mantenían en secreto, el mundo se les vino literalmente encima. El 28 de mayo de este año, la institución les pidió a ambos su retiro voluntario. Ellos firmaron, pero alegan haber sido discriminados y presionados para hacerlo. En ese momento tuvieron que entregar sus tarjetas de identificación (Tipcar), sus uniformes y dejar inmediatamente las comisarías donde vivían. De allí en adelante, dicen, comenzó el calvario. De un día para otro se quedaron sin trabajo, sin lugar donde vivir, sin recursos e incluso sin afectos. Por eso hoy exigen justicia. Piden la reincorporación en grado dos. A pesar de que las reglas de Carabineros establecen que quienes se retiran voluntariamente y tienen buenas calificaciones, como es el caso de Víctor y Armando, cuentan con tres años para reconsiderar su decisión. Ellos optaron por esta otra vía, porque sospechan que no serían bienvenidos. Este tipo de reincorporación en grado dos, explican, se traduce en una pensión anticipada, que a ellos les permitiría vivir y rearmar sus vidas. Porque, según afirman: "nunca manchamos el uniforme ni a la institución por nuestra condición sexual".

Hasta ahora lo único ganado en la lucha por reivindicar sus nombres es una beca que les dio el Ministerio de Educación, y que gestionó la Subsecretaria de Carabineros, Javiera Blanco, para estudiar el próximo año en un instituto de formación técnica. Víctor seguirá trabajo social. Armando optó por ingeniería en mantención industrial.

Con sus familias comentan que recién están empezando a reconstruir lazos. Especialmente Víctor quien sólo ha recibido un par de llamados de su madre desde que esto se hizo público y que con emoción reconoce todo lo que le duele no estar cerca de ella.

De los dos ex carabineros, Víctor Rivas es el más locuaz. Es él quien cuenta que ambos son de provincia. Que Armando es de Cauquenes y él es de Penco. Fue precisamente Víctor quien, en mayo pasado, fue llamado por la máxima autoridad de la comisaría donde trabajaba. Un carabinero había delatado la relación que mantenía con Armando y su superior le pidió explicaciones.

"Lo que sucedió es que a él lo acusó otro carabinero de hacerle insinuaciones, porque también es homosexual y al verse descubierto nos denunció al suboficial y éste le informó al mayor de la comisaría", explica.

Rivas afirma que el argumento que utilizó su superior para pedirle el retiro voluntario fue que tenía pruebas de su relación con Armando. "Yo no sé si eso era verdad, pero en la mesa había tres carpetas, la de Armando, la mía y la del otro carabinero, lo que me hizo suponer que era cierto. Él me decía que lo pensara, que me fuera por la puerta grande, que si no firmaba le iban a contar a nuestras familias sobre nuestra homosexualidad. Y yo, como carabinero nuevo, me asusté".

Y agrega: "Me dijeron que ésta (Carabineros de Chile) era una institución de machitos y no para `maricones`. Después de eso fui a ver a Armando y le conté lo que estaba ocurriendo para que estuviera preparado. Él me dijo que me quedara tranquilo. Pero ahí llegaron unos capitanes con los mismos documentos a buscar a Armando".

-¿Qué sintieron en ese momento?
Víctor: Rabia.
Armando: Pena, porque fue un año de sacrificio perdido. Nosotros queríamos llegar a ser suboficiales mayores.
V: Muchos dicen que fue un año solamente, pero en el que me acostaba a las 12 de la noche y me levantaba a las cinco de la mañana. Esto era un sueño. Nos proyectábamos a 30 años más en la institución de Carabineros de Chile.

Pero ninguno de los dos había reparado en lo que sucedería cuando se descubriera su secreto o cuando su eterna soltería despertara suspicacias. Todo se precipitó antes de que pudieran siquiera trazar un plan.

Recuerdan que cuando abandonaron las comisarías respectivas donde vivían, una amiga los fue a buscar y los llevó a su casa. Tenían que empezar de cero. Nunca habían convivido realmente. Su siguiente paso fue contactarse con el abogado Nelson Caucoto, quien los ayudó en la elaboración de una carta al General Director de Carabineros, José Bernales, solicitando su reincorporación a la institución. Sin embargo, en la actualidad quien los asesora en lo referido a eventules recursos ante la justicia civil -por presuntos daños morales- es el abogado Alfredo Morgado, a quien contactaron a través del Movihl.

Los seis meses transcurridos desde la expulsión han sido difíciles, la depresión les ronda y Armando es el único que está trabajando. De hecho, dice que los 150 mil pesos que gana como guardia de seguridad les alcanzan apenas para arrendar una casa a medias con otra persona en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, comer y movilizarse. El mismo que se apura en afirmar que, a pesar de las dificultades, tienen una relación consolidada. Y para que le creamos muestra una argolla que lleva en su mano derecha. Armando reconoce que la idea de comprometerse el Año Nuevo pasado fue de él. Bueno, y también de pedir pololeo en su momento.




Primero amigos...

Armando Salgado (izq.) y Víctor Rivas (der.) aseguran que nunca mancharon el uniforme ni la institución de Carabineros de Chile por su condición sexual.

Víctor y Armando se conocieron en la Escuela de Formación de Carabineros el año 2005. Hoy recuerdan que estuvieron un semestre entero sin hablar. Es que, según ellos, la enorme cantidad de alumnos que había en el establecimiento hacía imposible hacerse amigo de todos.

Armando cuenta que, además de los ramos obligatorios, debían elegir una actividad extraprogramática. Ellos optaron por folclore. Ahí se hicieron amigos.

"Mientras nos preparábamos para exponer lo que habíamos aprendido en ese taller, por casualidad empezamos a conversar. Así acordamos que podíamos salir a carretear cuando estuviéramos de franco con otros amigos de la escuela. Todo esto sin saber la condición sexual del otro. Simplemente nos caímos bien", dice Armando.

Víctor recuerda que la relación empezó de a poco. Y agrega que en ese momento ambos pololeaban con compañeras de la promoción, a "escondidas" por cierto, porque los estudiantes no pueden mantener relaciones de pareja apenas ingresan. "A ellas las veíamos sólo en los recreos", dice Víctor.

-¿Por qué pololeaban con estas compañeras?
A: Quizás por presión social... pero también porque hasta que nos conocimos no teníamos nuestra sexualidad definida.

De hecho, fue durante ese periodo en que cada uno tenía su pareja que terminaron enamorándose. Cuentan que el primer paso hacia una relación de pareja fueron los mensajes de texto por celular, los que, según dicen, se volvieron cada vez más sugerentes. "Cada uno estaba temeroso de este juego ya que siempre existía la posibilidad, de que el otro fuera heterosexual. Pero luego de una salida a un pub hablamos de lo que sentíamos y así empezó todo", explica Víctor.

Hoy Víctor cree que las cosas han andado bien entre ellos porque existe respeto, fidelidad y confianza. "Independiente de nuestra condición homosexual... el amor es el mismo. Y las discusiones son las mismas que puede tener cualquier pareja. En nuestro caso, las diferencias que a veces tenemos son por celos", agrega.

-¿Recuerdan qué les gustó del otro?
V: De primera, nada. Cuando empecé a conocerlo como persona me empezó a gustar. Me di cuenta de que era alguien en quien se podía confiar. Me hablaba con la verdad; bueno, y las cartas que me enviaba me terminaron por conquistar. De hecho, en cada recreo me entregaba un papel con algo escrito. Pero no fue amor a primera vista.
A: A mí me gustó que fuera cariñoso. Tanto, que a veces aburre (sonríe).



-¿Cómo disimulaban entre sus pares para que no se dieran cuenta de su condición sexual?
A: Era complicado, pero creo que a nosotros no se nos nota que somos gay. Como éramos carabineros, siempre hemos sido bien hombrecitos para nuestras cosas... como debe ser.
V: En la escuela todos teníamos un mejor amigo. Eso hacía que fuera muy normal que nos vieran conversando juntos.

-¿Cuesta asumirse?
A: Ahora no.
V: Pero antes decir "soy gay" era una frase que costaba pronunciar.

Según Armando, ellos se conocieron a mediados de agosto de 2005 y él le pidió pololeo a Víctor el 19 de septiembre de 2006. Cuando egresaron de la Escuela de Formación llevaban sólo dos meses juntos. "El temor que teníamos era que nos destinaran a otras ciudades. Por suerte ambos nos quedamos en Santiago", dice Víctor.

Armando era carabinero de fuerzas especiales y Víctor de orden y seguridad.

Rivas recuerda que desde que egresaron y empezaron a trabajar en las calles se veían muy poco. Por eso, cada vez que coincidían en sus días de franco se juntaban y salían fuera de Santiago. "Siempre fuimos muy discretos en nuestra relación. Nos juntábamos en el terminal de buses y nos íbamos a la playa. Después tuvimos auto, así es que todo era mucho más reservado", agrega.

-¿Al interior de la institución sus más cercanos sospechaban que eran pareja?
V: No. Pero a mi mejor amigo en la institución, que era heterosexual, le conté la relación con Armando desde el primer día en que la comenzamos. Él siempre fue un gran apoyo. A veces con Armando peleábamos y él se preocupaba de que nos arregláramos. Él era la única persona que tenía allá para contarle mis cosas. Por eso lo valoro mucho. Y, de hecho, ahora sufre mucho en la comisaría porque lo molestan. Le hacen bromas, le preguntan por qué se juntaba tanto conmigo. Me acuerdo que apenas pasó esto me llamó y me dijo: "No importa lo que me digan. Tú preocúpate de salir adelante". Y hasta hoy nunca hemos perdido el contacto.

Tiempos de reparación...

“Cuando mi papá se enteró, me llamó y me dijo que no estaba enojado porque fuera gay sino porque no le hubiera dicho antes de que se hiciera público. Con el tiempo, él y mi abuelo han ido recapacitando“, cuenta Armando Salgado.

Hoy, Víctor Rivas y Armando Salgado se encuentran rearmando sus vidas. Para ambos la familia es un tema que les complica. Rivas cuenta que recién a los dos meses que le dieron de baja llamó a su madre para contarle que ya no era carabinero, pero no le dio razones y reconoce que le dijo demasiadas mentiras respecto a su verdadera situación.
"A mi mamá le decía que estaba aburrido, que quería poner un negocio con un amigo en el sur, que la institución no era lo que había soñado. Todo lo contrario a lo que yo sentía. Desde chico lo único que quería era ser carabinero y una vez adentro era feliz trabajando ahí", recuerda.
Y añade: "Pero cuando ella vio en televisión lo que estaba pasando con nosotros fue tremendo. Me dijo que había sido muy valiente, pero su voz era muy triste. Después de eso terminó en el hospital. Le dio una baja de presión. El daño que le he causado es inmenso. Por eso en el futuro tengo la obligación de reparar lo que ocasioné y eso sólo se logra entregándole mucho cariño. La verdad es que he resentido su ausencia. Antes de que pasara esto, ella estuvo siempre muy presente". Su padre tampoco quiere saber de él, aunque como hijo Víctor supone que más adelante habrá un acercamiento entre ambos.

Rivas comenta que decidieron hacer público su caso en octubre pasado debido a la desesperación que sentían al ver que no obtenían respuesta a las solicitudes de reincorporación a Carabineros de Chile y a la petición que su abogado hacía a la institución para que se investigara el hecho de que los habían obligado a firmar su renuncia. No obstante, el general José Bernales reaccionó antes las declaraciones de los ex carabineros y aseguró públicamente que la institución no discrimina a nadie y que no está en el reglamento de Carabineros separar a algún policía por su inclinación sexual.

Víctor y Armando explican que además acudieron a los medios porque los recursos cada vez eran menos y pensaron que de este modo, haciendo ruido, se precipitaría una solución para ellos. Después de vender el auto que habían comprado hace algunos meses y pedir préstamos, sólo les quedaba apostar a su reincorporación o a una salida que no los dejara económicamente desvalidos.

La reacción de la familia de Armando tiene de dulce y agraz. Cuenta que apenas supo que le iban a dar de baja, llamó a su madre para contarle lo que había sucedido. "Ella sintió mucho lo que nos ocurrió, pero gracias a Dios ya sabía que éramos pareja con Víctor. Un mes antes de que nos delataran yo le había confesado la relación que teníamos. Eso fue un gran alivio. De hecho, cuando le conté no se enojó. Sólo me dijo: "estaba esperando a que me lo dijeras". Le pregunté: ´¿quién te dijo?´. Ella me contestó: ´nadie, sólo soy tu mamá´".

Pero Armando a su papá no se atrevió a decirle nada. Menos a su abuelo, que había sido carabinero y estaba orgulloso de que él hubiera seguido sus pasos. "Cuando mi papá se enteró por los medios, me llamó y me dijo que no estaba enojado porque fuera gay sino porque no le hubiera dicho antes de que se hiciera público. Con el tiempo, él y mi abuelo han ido recapacitando. Es un apoyo muy grande tener la incondicionalidad de la familia".

Pese a todo, la pareja confía en que las cosas se van a ir solucionando e incluso se atreven a soñar. "Pasando todo esto nos gustaría ir a España para casarnos. Quizás no sea tan pronto, pero es algo que queremos hacer", concluye Armando".

Por: Jacqueline Otey A. \ Fotos: Juan Pablo Sierra
La Tercera

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